Planes interrumpidos

El anuncio de un nacimiento fue el detonante hace un par de días de una conversación desenfadada y en tono de broma pero también profunda que reflejaba deseos muy personales.

Todo empezó de la forma más inocente comentando que la hija de unos amigos cercanos había nacido el fin de semana y continuó con la típica pregunta sobre el nombre. Pocos minutos después estábamos comentando cuáles hubiesen sido nuestras elecciones para niños y para niñas.

Hay muchos factores que influyen en la decisión de querer tener un hijo y, entre todos, uno de los más importantes, no lo neguemos, es el dinero. Tener una economía saneada, al menos mínimamente solvente, es básico para poder hacer frente a todos los gastos que conlleva la llegada de un hijo y su mantenimiento hasta que pueda ser económicamente independiente.

Sobra decir que en el momento económico en que nos encontramos hablar de economía saneada es casi una entelequia. Las personas en edad de tener hijos se sitúan en dos grupos: los que tienen trabajo pero tal y como están las cosas podrían perderlo y los que no lo tienen. Por supuesto, también hay jóvenes que rondan la treintena con un trabajo estable,  aunque podría asegurar sin temor a equivocarme que son una minoría afortunadFoto de Raúl Hernández Gonzáleza.

Ahí nos encontrábamos hace unos días inmersos en la discusión de nombres: que si los nombres clásicos, comunes, raros, mejor niñas, niños… Personalmente reconozco que en este momento de mi vida no envidio a quien tiene hijos porque no creo que aún haya llegado ese momento para mí, si es que algún día llega, tengo ahora mismo otros planes y preocupaciones que relegan a un rincón oscuro de mi mente la idea de tener o no hijos. O quizá es algo en lo que no me había parado a pensar y que vino de golpe a mi mente cuando uno de mis compañeros en la conversación dijo que sí le gustaría tener hijos pero que tal como están las cosas con un despido reciente y teniendo que volver a casa de sus padres era algo que no se planteaba pero si las circunstancias fuesen otras…

¡Ay ese «si las circunstancias fuesen otras»! Me llevó de golpe a pensar que quizá para mí era algo que no entraba en mis planes ni preocupaciones porque tengo unas circunstancias que me lo impiden. Si mi economía fuese otra, ¿seguiría sin planteármelo? Si la respuesta fuese «no» estaría claro que no sería una elección vital consciente si no consecuencia de las circunstancias económicas.

Esta situación es la que viven gran parte de los jóvenes españoles que tienen que interrumpir de forma indefinida los planes de futuro personales y vitales, al margen de la situación profesional de búsqueda de empleo o mejora profesional que quedarían en segundo plano.

¿Cómo puede alguien si quiera plantearse tener hijos cuando no tiene trabajo y no sabe cuándo va a conseguirlo?, ¿cuándo dejará de encadenar trabajos temporales para conseguir uno estable que le permita pensar a medio-largo plazo?, ¿cómo pretende alguien pensar en tener hijos cuando ha tenido que volver a casa de sus padres porque se ha quedado sin trabajo o, directamente, ni si quiera ha podido dejar la casa familiar por falta de ingresos?

Hay planes cuya interrupción prolongada excesivamente en el tiempo puede ser irreversible porque aunque la juventud juegue a favor el tiempo lo hace en contra y cada situación tiene su momento.

2 pensamientos en “Planes interrumpidos

    • Muchas gracias por tu comentario Ángel. El halago me ha hecho mucha ilusión por venir de quien viene. Espero que de vez en cuando hagas una excepción a lo de no entrar a los blogs y si vuelvas a leerme aquí.

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